Durante este sueño (que ocurrió hace aproximadamente 5 años), se me vino a la mente la idea de volar, así que comienzo a escalar un árbol para darme impulso y despegar desde ahí (como dato: en mi sueños no soy capaz de emprender vuelo desde el suelo).
Cuando ya veo que alcanzo una distancia decente, miro mi sombra y veo que me aparecen un par de alas en la espalda, así que comienzo a dar un pequeño salto con la esperanza de alzar vuelo. Para mi suerte logro realizar tal cosa, aunque a un ritmo tan lento que en realidad podía decirse que flotaba en vez de volar.
Posteriormente vi que aparecieron unos supuestos “compañeros” míos y, al verme en el aire, cambiaron repentinamente de forma y comenzaron a seguirme. La apariencia que ahora ellos tenían era sumamente interesante y cada una era diferente.
No puedo describirlas bien porque ya no las recuerdo, pero todas ellas daban la impresión de ser deidades de algún tipo. Por si fuera poco, pude saber (de algún modo) el nombre de cada uno de ellos, los cuales eran tan extraños como sus apariencias. Desgraciadamente ya no recuerdo ninguno, excepto el de uno de ellos… era algo como “Leng Tsi”, un nombre que JAMÁS había escuchado en mi vida (real).
En fin, ellos me estaban siguiendo como si yo fuese su “guía”, así que de algún modo sentí que debía seguir el guión de mi “personaje de sueño” y pues los dirigí hacia un lugar extraño (no sé si era una especie de caja gigante o un montón de tuberías vacías) donde nos asentamos todos.
Ya en aquel lugar, supuestamente seguro, ellos comenzaron a relajarse y relatar diversas historias muy extrañas.
Dato curioso: uno de ellos (el que se hacía llamar “Leng Tsi”) fue el único que no llegó a moverse, contar una historia o siquiera hablar (aunque sí emitió algún ruido) desde que nos asentamos en ese lugar… era como si nos dijiese, de algún modo, que no quería que los molestáramos o exigiéramos algo, y que simplemente lo dejáramos tranquilo. Lo más extraño era que él parecía encontrarse en un estado de “paz interior” o algo así (aunque no tengo idea de cómo lo supe).
Si bien técnicamente todos, excepto Leng Tsi, contaron muchas historias (las cuales todos los presentes las vivíamos al mismo tiempo que la relataban), solamente recuerdo la última de ellas que la contó una criatura que parecía una especie de demonio.
Su historia iba así:
Él se había hecho pasar por un niño de unos 10 años o más en una gran escuela (creo que “americana”). Resultaba que él era educado y el más atractivo de los varones, razón por la cual las otras niñas fijaron su atención principalmente en él.
También, en su misma clase, había una niña que: tenía buenas notas, era atractiva físicamente, sentía asco con facilidad y tenía un ego muy inflado. Pero un día, ella había llegado a enamorarse de aquel chico (o eso creía).
Ella estaba confiada en que aquel chico iba a aceptar ser su novio, pero cuando se le insinuó a él en el recreo, delante de todos (aunque muchos no le prestaron atención a lo que dijo), no obtuvo la respuesta que esperaba.
Para su desgracia la cosa no terminó ahí… el muchacho comenzó a burlarse de ella y hasta le hizo una broma pesada: sabiendo que ella se asqueaba con facilidad, le metió un calcetín sumamente sucio en la boca, lo cual desató la risa de los demás. Esto hizo que ella estallara en llanto y se quedara llorando afuera, aun cuando el recreo ya había terminado.
Rápidamente ya había pasado un año y se mostraba a la misma muchacha llorando en el mismo lugar, tan afectada como antes.
Ahora lo interesante, según la criatura/deidad/demonio que relataba la historia, era que otro compañero de la chica había estado observando lo que le ocurrió y que durante todo ese tiempo pensó en cómo podía ayudarla a superar su problema.
Curiosamente este muchacho era regordete, nada atractivo y con una voz que difícilmente podía tomarse en serio (parecido al niño Clarence de la serie animada del mismo nombre).
Un día finalmente este chico encontró una “solución” al problema de la chica y procedió a ejecutarla.
Mientras la chica seguía llorando, aquel muchacho gordito estaba acercándose lentamente a ella. Al principio no le prestó atención, pero todo cambió cuando el muchacho se detuvo frente a ella, la miró a los ojos, le sonrió, le dio un tierno beso en la boca (de 2 segundos) y finalmente le dijo: “Me gustas mucho… te amo”.
De pronto, de alguna forma esto logró detener en seco el dolor de la chica, probablemente porque eso fue exactamente lo que ella hizo con el otro muchacho ya hace más de un año, así que el rostro de la chica borró cualquier rastro de tristeza y volvió a ser el que era antes.
Ella se secó las lágrimas, volvió a sonreir y se acercó a aquel sonriente joven diciéndole: “Gracias… pero no”. Luego ella procedió a retirarse con sus amigas y volvió a ser la misma, mientras que el muchacho permaneció parado en el mismo lugar en silencio, con un aire de satisfacción que a la vez parecía causarle un gran dolor por dentro.
– ¡Es imposible aburrirse con los humanos!
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