Inicialmente estaba en la calle, no sé dónde exactamente pero es probable que sentado en un banquillo con la vista perdida entre un pequeño grupo de árboles o un punto fijo ubicado en quién sabe dónde. Lo extraño comenzó cuando, de alguna forma, todo el lugar que me rodeaba desapareció en una centésima de segundo.
No supe cuándo ni cómo, pero cuando me di cuenta terminé atrapado en una especie de hoyo negro. No había nada ni nadie alrededor y comencé a desesperarme. Cuando pensé que era mi fin, todo mi alrededor cambia: colores y figuras extrañas aparecen por todas partes, los cuales me estaban confundiendo y mareando mientras las observaba.
Extrañamente la desesperación desapareció y ya no sentí que caía, o si lo hice sabía que llegué a lo más profundo de aquel foso. Pasó un buen rato, no sabría decir cuánto, pero después comencé a comprender algunas cosas de aquel extraño lugar, como por ejemplo que muchas de las figuras indicaban acontecimientos de varios “mundos y dimensiones”, mientras que los colores indicaban la “hora exacta” de los mismos, por muy ridículo que suene.
Entre tanta confusión y desorden, sentí que había perdido el sentido del tiempo para mí. Me explico mejor, estaba completamente desorientado y no sabía si lo que hacía o pensaba eran acciones del futuro o si, todo lo que hacía y pensaba, eran acciones del pasado (como si alguien me estuviera rebobinando en una cinta o disco).
Cuando sentí que me estaba volviendo loco, un par de metros delante de mí aparece algo parecido a un sofá. Luego escucho una voz que dice:
– Vamos, siéntate y descansa… así te sentirás mejor.
Hago caso a la extraña voz y me siento en el sofá. Justamente después de eso logro verlo: una figura humana con colores en escala de grises (es decir, en blanco y negro) era el “dueño del sofá” y se estaba aproximando a mi dirección. Cuando el sujeto se acerca, comienza a explicarme muchas cosas de aquel lugar como si estuviera orientando a un nuevo empleado de algún negocio.
Llega un momento en el que el sujeto finalmente me dice:
– Pero, ¿qué es lo que más te molesta de este lugar? Todavía pareces desorientado…
Yo, algo más tranquilo, le explico:
– Es que perdí la sensación del tiempo en todo sentido y esa confusión me paraliza mentalmente por momentos.
Después de escuchar eso, aquel sujeto responde:
– Descuida, para lo que somos ahora ya no hace falta esa sensación de la que hablas. Verás que rápidamente te acostumbrarás a ello. Ya no le tomes importancia a ese detalle y mira las cosas como mejor te parezcan. Todo va hacia el pasado… o hacia el futuro… da lo mismo para nosotros.
Luego de escuchar su respuesta, por alguna razón me sentía más tranquilo y cómodo… era una paz muy reconfortante, de hecho parecía ser demasiado reconfortante. Yo diría que incluso me estaba empezando a transformar en otra cosa o ser.
Después de unos segundos, rápidamente me doy cuenta de algo, salto del sofá y le grito a aquel sujeto:
– ¡Noooo, casi cometo una estupidez! Puede que para tí eso no sea necesario y no tenga sentido, pero para mí es algo importante y de haberte escuchado hubiera perdido todos mis recuerdos: familias, amigos y seres queridos… todo lo hubiese olvidado. Quizás para lo que eres ahora eso ya no sea más que una carga, pero yo todavía soy humano y no puedo… no quiero deshacerme de ello… al menos, no ahora.
Cuando terminé de hablar, sentí que aquél sujeto logró entenderme y para mi sorpresa, de alguna forma logró abrir un agujero en el aire con su mirada. Enseguida me di cuenta de que aquello era una especie de salida y, sin dudarlo, ingresé al mismo y abandoné aquel extraño lugar. Cuando salí, nuevamente volví a sentirme con mi cuerpo humano y pude ver a todos los seres vivos y objetos con todos sus colores correspondientes.
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